MUNDO CHACARITA

A 14 AÑOS DE LA INAUGURACIÓN DEL NUEVO ESTADIO

La semana se hizo interminable, pero la entrada que decía “INAUGURACIÓN DEL ESTADIO DE CHACARITA JUNIORS” con el fondo amarillo de la empresa proveedora de las entradas reinaban en el estante que se ve desde todas partes de la casa. Era pasar a cada rato y mirarla deseando, cual chico la noche de navidad, que llegue el domingo para volver a encontrarnos con aquellos con los cuales nos une la pasión por la camiseta mas hermosa del mundo en nuestra lugar en el mundo porque somos todos uno cuando nos juntamos a vivar los colores que nos recorren la piel y hacen que nos olvidemos de todo, al menos, por algunas horas.

Las ansias me hacían ir a la habitación y ver sobre el escritorio, la camiseta junto con la bandera, bajo los posters de “La vieja” Moreno, “Bombón” Rosada y “Burrito” Rivero y salir del cuarto, cantando alguna que otra canción de las que se cantaban, hasta ese momento, en la tribuna de Almagro; esas canciones que, a partir del Domingo, volverían al lugar del que no debieron irse nunca pero del que seguramente no saldrán más que para visitar algún estadio, si es que alguna vez regresan los visitantes.

Llega la mañana siempre obnubilado, cual perro cuando le tiras un hueso con un poco de carne para que coma, por las entradas. Mientras aparecen las fotos de los preparativos en el estadio, aumenta el calor en sangre, como cada vez que nos toca ir a Mitre y Gutiérrez. Finalmente, el tiempo que pasó más lento que nunca marcó el mediodía y partimos rumbo a casa.

Recuerdo haberme tomado el 111 cartel rojo, porque el azul no llega nunca cuando lo esperas, bajar en Constituyentes en lo que hoy sería el ingreso de Tecnópolis y subir por Mitre hasta Gutiérrez saludando conocidos y sonriéndole a vecinos que vociferaban desde sus ventanas “Chaca viejo nomas” junto a mi hermanita que saltaba al grito de “Cha-ca-rita Cha-ca-rita

El subir los escalones de la tribuna fue lento, pero no por pesado, sino por el disfrute de volver a estar en casa, en mi casa, en tu casa, en nuestra casa. Nos ubicamos sobre el costado derecho de la tribuna (mirando hacia el campo de juego), por la sombra y para preservar la salud de la pequeña de la familia ¿La mía? Importaba poco, yo era muy feliz en ese momento que si el sol terminaba por sofocarnos (como aparentaba) nadie iba a quejarse pero los bomberos con el agua hicieron que el calor sea un poco más llevadero. Aunque el verdadero calor, lo teníamos adentro y lo gritábamos en cada canción.

oh es un sentimiento que se lleva dentro de mi corazón, SE QUE DARÍA TODO POR LA CANCHA NUEVA, POR VERTE CAMPEÓN” vaya grito de guerra de la hermosa tarde en Villa Maipú. Poco importó que “el pichichi” Scioli haya pateado un penal o que El Polaco cantara con una camiseta puesta hasta irrelevante, al menos para mi, fue el partido con Argentinos aunque, claro. Si juega Chaca, quiero que gane siempre.

Se iba la tarde, con ella el sol y avecinaban nubes amenazantes de lluvia cuando comenzó la fiesta de fuegos artificiales que presagiaba el fin de fiesta. Atónita por los estruendos, mi hermanita me agarró la camiseta y me preguntó “¿Porqué hay fuegos artificiales? ¿Ganamos?” Sonreí, mientras la alzaba a upa y le dije “No, es porque volvimos a San Martín” y con una lucidez increíble me respondió “Para siempre” y allí comprendí.

Pueden pasar miles de cosas, pueden pasar campeonatos malos, regulares o buenos. Ascensos, descensos, jugadores, técnicos y dirigentes pero el que ama estos colores, los ama para toda la vida. Pase lo que pase y PARA SIEMPRE.

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